Mi vida en letras

Wednesday, July 03, 2013

Suicidios asesinatos

Recuerdo sus ojos grandes mirándome, como queriendo comerse con las pupilas hasta el último haz de la poca luz que se colaba por la ventana.
Su voz, haciendo canción con el zumbido del silencio, hablándome de futuros imprecisos en lugares improbables.

Esa noche tuve cincuenta, cien, doscientos años y de pronto me vi arrancándome las plumas de las alas a mano limpia, mientras miraba sin espanto la sangre gotear de mi espalda al suelo.
Recuerdo que de cuando en cuando volvía a mirar esos ojos, que no sabría si describir como mentirosos o inocentes [porque el flujo de sus palabras me nublaban involuntariamente el juicio] pero que parecían atónitos al ver que no podía hacer nada para convencerme de creerle.

Todo lo que yo quería era no sentir nada; así que me volví mármol, y miré todo desde afuera, tranquila, callada.
Recuerdo que logré concentrarme en el silencio, y todo excepto nosotros dos, desapareció, como cuando el sueño se espanta de golpe al filo de alguna pesadilla.

No quise ser cruel, pero cubrí su boca con la mía, dejándole sin aire.
No opuso resistencia.
Le sentí abandonarse entre mis brazos, rindiéndose lentamente a la desesperanza.

Una lágrima cayó de mis ojos, pero fue obligada por la razón, solamente para sentirme humana de nuevo, [el mármol, al no saber llorar, sólo emula lágrimas de lluvia] quise sentirme culpable de verle en el suelo, sin la vida que brillaba en esos grandes ojos momentos atrás; y fue así que tuve cinco, ocho, diez años, y descubrí que se puede jugar a ser Dios, y hacer mucho, mucho daño.

Se puede dar muerte en vida de tantas formas.

Recuerdo que se incorporó, lento como agonía, y se fue en cuanto le di la espalda.
Se fue en derrota, arrastrando el alma en el piso, al sonido de sus razones que crujían bajo mis tacones negros, mientras me ponía los guantes, largos como esa noche que aún no termina; blancos como la luna que ninguno de los dos volteó a mirar si quiera, pero que fue el único testigo de sus suicidios y mis asesinatos.

No comments: